A menudo podemos observar a las llamativas y alegres lapas rojas sobrevolando el Hotel y Club Punta Leona. Sin embargo, la historia pudo haber sido otra de no haber existido la intervención de un grupo de personas y el Hotel y Club Punta Leona, quienes sabían que se enfrentaban a una posible desaparición de una especie.
En Costa Rica, la pérdida de especies de árboles con las que se alimentan, así como el trabajo despiadado de los “laperos” en la década de los ochentas e inicios de los noventas disminuyeron sensiblemente la población de estas aves hasta alcanzar cifras alarmantes.
Luces de emergencia
Las luces de alerta se encendieron cuando tras una serie de conteos a inicios de los noventas, los especialistas calcularon que la cantidad de aves de esa especie estaba disminuyendo en más de ocho por año. Así las cosas, en unos 5 años se podría considerar extinta sino se hacía nada.
Esto obligó a trabajar en la implementación de estrategias de protección, impulsadas y apoyadas principalmente por el Hotel y Club Punta Leona y la Universidad Nacional
“Gracias al apoyo del Hotel logramos convocar a más de 20 personas, entre colaboradores del Hotel, maestros de escuela, guías turísticos, líderes comunales, científicos y hasta un par de laperos, quienes propusieron implementar distintas medidas desde sus campos para salvar a la especie”, explico Christopher Vaughan, biólogo encargado del proyecto.
Manos a la obra
Se creó así la Asociación para la Protección de la Lapa Roja, que en conjunto con el Hotel y Club se propusieron eliminar la cacería de lapas e incrementar su población, mejorar su hábitat, establecer programas de educación para la comunidad, promover el proyecto y financiarlo.
El Hotel y Club se dedicó a la reforestación de especies en las que las lapas se alimentan o hacen sus nidos. De ahí que se establecieron 15 nidos artificiales en nuestras instalaciones, los cuales se unieron a los 56 nidos naturales que habían sido detectados por los investigadores.
“Con el tiempo empezamos a ver un aumento en el número de pichones que volaban con sus padres, y el número total de lapas comenzó aumentar. En un año casi que se duplicó la cantidad de pichones detectados”, comentó Vaughan.
De los 300 individuos que se contaron en 1994, la cifra ha crecido a cerca de 500, lo cual demuestra la efectividad de las acciones que se han implementado durante estos 25 años.
Presente promisorio
El Hotel y Club Punta Leona continúa sembrando almendros de playa y otras especies todos los años, los cuales se constituyen en el principal alimento de esta especie, coloca nidos artificiales, mantiene sus programas de educación ambiental en las escuelas y más recientemente implementó un sistema de monitoreo de nidos por medio de cámaras que transmiten las 24 horas y pueden ser vistas por cualquiera.
En la actualidad se estima que en el Hotel y Club se mantienen unas 70 lapas. De acuerdo a los registros que se tienen, estas se movilizan entre Guacalillo, Tárcoles, el Parque Nacional Carara y Bijagual.
Monitoreo único en el mundo
Según Vaughan “gracias a la cámaras podemos ver todo el ciclo de reproducción de la lapa, lo cual no sólo tiene un gran valor científico, sino que lo más importante es que todos pueden tener acceso a verlo, desde que ponen el huevo, eclosionan, se alimentan, crecen y abandonan el nido. Estoy seguro que ha nivel mundial sólo nosotros lo hacemos”.
Miles de horas de grabación han dado resultados extraordinarios, captando todo el proceso de reproducción de esta especie, desde la elección del nido, los competidores, el apareamiento, anidación, crecimiento de pichones y abandono del nido.
Estos videos tienen un gran valor educativo y científico, por lo cual el objetivo ha sido compartirlos al público en general en el canal de youtube del Hotel y que sirvan de material audiovisual en los programas de educación ambiental.
Ex lapero
Parte de la estrategia de este programa de conservación ha sido emplear a los lugareños en turismo para ofrecerles una fuente de empleo mejor remunerada. El Programa cuenta con exlaperos, uno de ellos es Wilberth Vargas, quien en su momento se dedicó a robar pichones y venderlos en el mercado negro. Ahora trabaja con Christopher Vaughan, aprovecha su experiencia y confecciona y coloca nidos artificiales.
“Esa es una plata salada, usted vende un animal y eso no le rinde, por eso cuando yo trabaje en Punta Leona y conocí a don Christopher, acepte su ofrecimiento para confeccionar los nidos artificiales y colocarlos en los árboles”, contó don Wilberth.
Compromiso con las lapas
A lo largo de los años han sido muchas las personas que desinteresadamente han contribuido a que la lapa roja hoy esté fuera de peligro, sin embargo, en representación de todos deseamos agradecer su labor a:
Arq. Eugenio Gordienko
Miguel Fernández
Humberto Solorzano
Lizbeth Mora
Luis Guillermo Hernández
Nicole Nemeth
Mark Myers
Roy Arroyo
Leonel Marineros
Fiona Dear
Maestros y guardaparques
Otros donantes:
Hotel y Club Punta Leona
The Wildlife Trust
Universidad Nacional
OEA
Idea Wild
The Parrot Society-UK
MEP
SINAC