¿Recuerda aquel juguete de plástico con el que jugo de pequeño? ¿los lazos brillantes que han decorado los regalos especiales que ha recibido? ¿esa navidad en que la familia se animó y compró un árbol artificial en lugar uno natural? ¿Las prendas de ropa de moda que lo hicieron sentir la vanidad de la adolescencia? ¿las pilas de pañales y biberones de los bebes de la familia? ¿El primer carro, los primeros zapatos de marca o el olor especial que tenían las compras que hizo con su primero salario?
Lejos de arruinar esos recuerdos, la realidad es que el plástico del juguete, los lazos, el árbol de navidad artificial, cada prenda de ropa de material sintético, los pañales, partes de los zapatos aún están en algún lugar. En un mundo ideal, fueron reciclados o reutilizados o al menos se manejaron de una manera responsable, pero lamentablemente eso no pasa con la mayoría de los desechos.
Montañas de plásticos, polietileno, metales, químicos y otros derivados del petróleo día a día son arrojados al medio ambiente sin ningún tipo de tratamiento. En un principio parecían inofensivos, pero ahora estamos viendo los efectos nefastos de cada una de las irresponsabilidades de la humanidad.
A pesar de que suene apocalíptico y las imágenes se nos vienen a la cabeza sean fábricas humeantes, tractores arrasando bosques o mares de plástico que parecen lejanos, las consecuencias las vivimos aquí en nuestra vida, dentro de nuestra casa y van en aumento.
Inundaciones, sequías, aumentos de temperatura, nuevos virus son el resultado de ecosistemas rotos por las acciones irresponsables de la humanidad. Esto se traduce en escasez, dificultad de acceso a bienes básicos y toda una lista de necesidades insatisfechas.
El día internacional de la tierra, el 22 de abril, más que una celebración u homenaje al planeta en el que vivimos es un llamado al despertar: a pensar en La Tierra como en una sola casa que no podemos dejar y en la cual los actos de cada habitante tienen consecuencias.
No todo está perdido, todavía hay mucho que salvar y cuidar. La pandemia de Coronavirus nos mostró como en el poco mes en los que la humanidad se detuvo, la naturaleza se abrió paso y retomó los lugares que antes le pertenecían.
Tomemos acción. Hagamos en este día de la tierra propósitos de año nuevo retomemos las lecciones de la escuela o busquemos nuevas formas. Empecemos por cosas pequeñas y después vamos agregando más. Reciclar, comprar local y comer orgánico son gotas de agua para un planeta sediento y en peligro. Aquí tres recomendaciones que con poco esfuerzo pueden aportar mucho.
Reducir el consumo de carne: la industria ganadera genera el 18% de los gases de efecto invernadero en el planeta, reducir el consumo de carne también mejorara tu salud. No es necesario un cambio radical, el movimiento lunes sin carne (link a https://www.lunessincarne.net/por-el-planeta/) tiene una propuesta completa para ser parte del cambio sin modificar radicalmente nuestro estilo de vida.
Vístete con conciencia: la industria fast fashion o moda rápida es otro motor del cambio climático y contaminación. Producir prendas de bajo costo a un ritmo acelerado deja como consecuencia una cantidad exagerada de residuos, formas modernas de esclavitud, consumo exagerado de agua y finalmente montañas de desechos de prendas que nunca serán utilizadas o se usaron una sola vez. La próxima vez escoja marcas certificadas, fibras naturales o que puedas usar durante mas tiempo. Si desea más información pueden ingresar a este link https://www.tierramadre.org/moda-sostenible/que-es-slow-fashion/
Compra local: el consumo de alimentos producidos localmente reduce la huella de carbono de traslados, empaques y el desperdicio de alimentos. Visite ferias del agricultor y mercados, los productos son más frescos, tienen mejor precio y más familias se verán beneficiadas con su compra.
Además
• Siembre flores, las abejas se lo agradecerán mucho.
• Sea responsable con sus desechos.
• Visite y consuma bienes y servicios de empresas responsable.
• Elimine los plásticos de un solo uso.
• Prefiera productos orgánicos.
• Compre a granel y lleve sus recipientes reutilizables.
• Use transporte público o automóviles compartidos.
• Use más la bicicleta.
• Repare y de una segunda vida a sus electrodomésticos.
• Antes de tirar a la basura analice cuales de esas cosas podrían ser útiles a otras personas y así alargar la vida de la ropa, zapatos, muebles y otras cosas que y no utiliza.
¡Recuerde la tierra es una y no podemos quedarnos cruzados de brazos viendo como se acaba, tenemos que hacer algo y ya!
