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AVES MIGRATORIAS QUE SE CONVIERTEN EN COSTARRICENSES POR UNOS DÍAS.

La naturaleza no sabe sobre pasaportes, visas o fronteras. Gracias a esto, en Costa Rica tenemos la suerte de presenciar la visita de más de tres millones de aves cada año, cuando cruzan nuestro territorio nacional en busca de climas más cálidos antes de la llegada del invierno, lo que lo convierte en el destino perfecto para la observación de aves.

En su camino hacia el sur del continente, especialmente las aves de presa se pueden observar más fácilmente cruzando los cielos de Costa Rica. De hecho, el volumen de tráfico aéreo de estas especies hace de Costa Rica el segundo paso migratorio más grande de aves de presa en el planeta.

De agosto a diciembre se pueden observar principalmente en el área del Caribe, en lo que se conoce como migración invernal. Mientras tanto, en marzo y abril se produce la migración de primavera, cuando las aves regresan a través del Pacífico, como si de hecho estuvieran volando en una carretera de dos vías.

Si nos atenemos a la analogía de los caminos humanos, entonces las horas pico de las aves serían entre las 7:30 a.m. y las 1 p.m. Alrededor de estas horas, las columnas de aire caliente comienzan a tomar forma, que se conocen como "térmicas". Este fenómeno atmosférico permite que las aves ganen más altura cuando vuelan y que les sea más fácil moverse. Por lo tanto, aprovechan estas y otras corrientes de aire, para que puedan deslizarse en lugar de mover sus alas. Esto les permite ahorrar hasta un 50% de energía.

Alrededor de 17 especies diferentes de aves rapaces cruzan nuestro cielo nacional, lo que se suma a las 58 especies que tienen su residencia oficial en Costa Rica. Entre estas especies visitantes es posible observar gavilanes, halcones, buitres de pavo y águilas pescadoras. Sus pasaportes, si los tuvieran, serían de Canadá y Estados Unidos.

La razón por la que migran se debe a una estrategia de supervivencia. En América del Norte, las aves encuentran múltiples oportunidades de alimentación, especialmente para criar a sus bebés. Sin embargo, cuando se acerca el invierno, deciden aprovechar las mejores condiciones climáticas en los trópicos. Algunos de ellos incluso emigran hasta la Patagonia, en Argentina. Después de unos meses, regresan al norte del continente americano a sus lugares de reproducción.

Como combustible para un viaje tan largo, las aves de presa acumulan grandes cantidades de grasa, porque durante la migración no comen nada. Algunas veces se detienen a descansar, pero no anidan ni buscan ningún alimento.

Es por eso que estas aves de presa se convierten en costarricenses solo por unos días. Fascinante, ¿verdad? Recuerda que también puedes observarlos en el Hotel Punta Leona, junto con muchas otras especies que te sorprenderán.