A pesar de que los especialistas no cesan en su empeño de pregonar los peligros que provoca una exposición al sol sin las medidas de protección adecuadas, las quemaduras solares siempre hacen acto de presencia en la época. Y aunque estas lesiones de la piel suelen ser leves, es importante saber cómo actuar si se producen.
Las quemaduras más dolorosas, y que a menudo tienen una curación más lenta, son las que afectan a la parte anterior de las piernas, en la zona de la tibia. Pero a pesar de que las quemaduras solares suelen ser leves (de primer y segundo grado), también pueden provocar fiebre, escalofríos, náuseas, erupción cutánea, debilidad e, incluso, shock -como una quemadura térmica-, si la extensión lesionada es muy amplia.
Ante una quemadura por exceso de exposición solar o inadecuada protección es importante:
· Beber abundante agua.
· Refrigerar la lesión, con agua corriente a temperatura ambiente durante varios minutos o con la aplicación de crema hidratante a demanda, será suficiente. No utilizar hielo, es contraproducente.
· Los after sun son fluidos frescos que, además, contienen ingredientes calmantes, como aloe vera, que alivian la lesión. Pero es mejor no abusar de los muy perfumados o con mentol, ya que pueden irritar más. También puede ayudar dejar el producto un rato en el refrigerador, antes de aplicarlo.
· Evitar ungüentos y lociones que contengan anestésicos locales (benzocaína) y otros fármacos sensibilizantes, pues provocan irritación e incrementan el riesgo de dermatitis de contacto alérgica.
· Si la piel presenta ampollas, no usar productos a base de aceite. Pueden bloquear los poros, no permitir la salida del calor y el sudor y ocasionar una infección.
· Es muy importante dejar descansar la piel varios días antes de exponerse de nuevo al sol, hasta que se cure la quemadura aguda.
· Para tratar el dolor se pueden utilizar medicamentos de venta libre, como el ibuprofeno o el paracetamol.